El curso de pastelería al que estoy asistiendo este año está llegando a su fin y aunque aún quedan algunas clases por delante, ya sé que lo voy a echar de menos. Esas horas suponen para mí un gran placer, disfrute, felicidad y liberación de estrés. La repostería resulta un buen ansiolítico. Lo tengo comprobado. […]