La semana pasada, como si del cuento de Cenicienta se tratara, una preciosa y grandota calabaza se presentó en la puerta de mi casa. Yo, muy elegantemente, la dejé entrar porque pensé que detrás de tanta belleza y dulzor algo bueno llegaría. No fue ningún príncipe, ni ninguna fiesta en palacio, ni mucho menos unos […]