MasQMenos (Barcelona)


Un franquicia que, sin prejuicio gastronómico, merece la pena pisar para probar sus sandwiches y cocas rústicas

Los prejuicios no hacen más que cegarnos. Los prejuicios levantan paredes donde no las hay. En el caso de escoger lugar donde comer, los prejuicios son los que se encargan -casi siempre- de cerrarnos las puertas. Sí, cerrarnos las puertas sin ni siquiera abrirlas. Ciertamente corremos el peligro de equivocarnos, pero como suele decirse: «el que no arriesga, no gana».

Particularmente, tengo especial antipatía por los restaurantes de cadenas o franquicias. No espero encontrarme en ellos -y ahí viene el prejuicio- sabores, arte culinario ni tampoco personalidad. Sin embargo, reconozco que tienen su función y practicidad en el mundo de la restauración, sobre todo para los clientes poco osados con su paladar. Un día me invitaron a comer en MasQMenos, una línea de restaurantes que ofrece comida «práctica» a base de embutidos y platillos, y pensé que era un buen momento para comprobar si mis prejuicios tenían o no razón.

Los locales de MasQMenos son de diseño funcional como su oferta culinaria. Un restaurante donde comer si vas de paso, si estás de compras o para acudir un mediodía desde la oficina. De hecho, esta cadena se ubica en Barcelona en lugares estratégicos cerca de negocios y oficinas. En realidad, se trata de un restaurante «sin cocina» porque sus platos no lo necesitan: conservas, bocadillos rústicos, sandwiches, ensaladas y platos de embutido (ibérico). Ciertamente este último es el dato que hay que conocer para no llevarse un disgusto -gastronómico-. No hay elaboraciones, ni cocina caliente, pero en cambio sí producto: jamón ibérico, queso Tête de Moine, mortadela de Bologna, vermut y conservas Espinaler,…

Coca de mortadela de Bologna con trufa sobre pan con crema de mascarpone

Coca de mortadela de Bologna con trufa sobre pan con crema de mascarpone.

Coca de brie trufado.

Coca de brie trufado.

No puedo hablar de toda su carta pero sí sobre tres de sus sugerentes bocados con pan. Buen invento y buena conjugación la de la coca de mortadela de Bologna con trufa sobre un crujiente pan untado con queso mascarpone en crema. Con el detalle de servirlo con un chorrito de aceite. Fácil y gustosamente italiano. La baba se me cayó cuando vi que tenían brie trufado sobre coca. Y la baba se me cayó cuando llegó calentito a la mesa. Y cuánto daño hacen a mis michelines los sandwiches calentitos (de casi lo que sea), aunque cuán de feliz me hacen. En MasQMenos tienen varias opciones, pero me decanté por el de jamón ibérico con mozarella, rúcula y olivada. Aunque este último ingrediente poco lo noté, el bocadillo bien merece una próxima cata. Desde aquí un llamamiento a que se inicie la fiebre de los sandwiches en Barcelona.

¿Cuántas veces os ha apetecido un vasito de caldo o crema como el que os preparaban de pequeños vuestros abuelos? Bueno quizás hablo por mí y quizás le tengo más aprecio a este tipo de platos por mi memoria evocadora.. Sea como sea, me parece una opción más que saludable y correcta para recurrir a ella un mediodía de invierno. El caldo resultó más apetecible que la crema.

Y para acabar, un café con leche muy correcto acompañado de una onza de chocolate, deshecha, que no me satisfizo, la verdad.

Sandwich de jamón ibérico con rúcula, mozzarela y olivada.

Sandwich de jamón ibérico con rúcula, mozzarela y olivada.

Crema de calabaza, vaso de caldo, onza de chocolate y café cortado.

Crema de calabaza, vaso de caldo, onza de chocolate y café cortado.

El precio medio, tomando un bocadillo, bebida, otro complemento y un café, puede rondar entre los 15 y 20 euros. Tras la experiencia en MasQMenos, constato el mal camino por el que nos pueden llevar -a veces- los prejuicios. Sólo un dato más: cada restaurante tiene su momento y su utilidad. En sus manos -y su paladar- queda acertar… ¡No me traigan a este restaurante a cenar por primera vez a sus suegros, por ejemplo!

MasQMenos

Rambla de Catalunya, 46
08007 Barcelona,

Tel: 93 667 32 04

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Arantxa Ruano Me apasiona hablar de comida. Aunque en realidad mi pasión verdadera es comer. Cocino para comer, salgo para comer, trabajo para comer, leo para comer mejor, hago deporte para comer más... Arantxa Ruano

5 Comentarios

  1. bacoyboca
    febrero 3, 2015, 7:45 am

    Totalmente de acuerdo contigo respecto a los prejuicios. Nos perdemos muchas cosas porque el restaurante no sea bonito, esté en el centro de la ciudad o los etiquetemos como que son para «guiris» como si a éstos no les gustara comer bien! Algo vimos de Mas que Menos respecto a unas cremas que habían hecho y parecían estar bastante buenas. Una vez estuvimos en su terraza picoteando algo, pero no hemos ido nunca a comer

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  2. Juan
    febrero 3, 2015, 11:09 am

    Oye pues por las fotos el sitio tiene muy buena pinta!! Pero nada de llevar a los suegros no

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  3. Travi en la cocina
    febrero 4, 2015, 1:37 pm

    Me pasa muy a menudo lo mismo que a ti. Es oir hablar de la apertura de un local con franquicia y ya me hecha para atrás. Pero hay que romper ese tipo de barreras, está claro. De hecho, muchos de los locales que ahora son franquicia empezaron con un negocio sólo, y su éxito ha hecho que se multipliquen. Aquí en Vigo está pasando con La Pepita y sus burguers gourmet, que ya ha abierto locales por toda Galicia y en breve desembarca en Madrid. Y te garantizo que es de lo mejorcito que he probado… Y en Madrid Goiko Grill crece como la espuma, y sus burguers también son de ponerle un piso.
    Y viendo ese sándwich de jamón ibérico, intuyo que con MasQMenos tienes toda la razón…

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  4. Romana
    febrero 8, 2015, 8:27 am

    Tengo la suerte de tener uno justo en frente de la oficina. Y fue leer en La Vanguardia que lo habrían, leer un tuit tuyo, y entrarme la gana de probar. Mi caso es «acudir al mediodía desde la oficina». Y sí, si buscas algo rápido y apetecible, la carta es invitante. La Mortadella con trufa no se encuentra facilmente aquí en España. Pero me sobra el mascarpone. Soy italiana y así como sé como hay que presentar un plato de pasta, te puedo decir que en Italia nadie te daría un bocata de Mortadella (y menos si trufada) con queso mascarpone untado. En algún caso te lo pondrían con mozzarella pero es más bien habitual con alguna conserva de verdura (tomate seco, berenjenas o setas).
    Y los precios son algo caros, en mi opinión. Yo como mucho, aunque se trate de una parada rápida, así que siempre tengo que pedir 2 «platos» y con la bebida el precio empieza a picar. Pero reconozco que en esta zona es así (Diagonal entre Balmes y Muntaner).
    Y, sobre todo, tendré que probar otro local de la cadena, porque en el que he visitado ya 3 veces me ha molestado mucho que las 2 personas que preparan los bocatas (suelo comer en la barra) no paran de hablar por los codos y poner a parir los compañeros que evidentemente hacen otro turno. Y en voz alta. Sin parar. Y 3 veces de 3.
    Ya no vuelvo.
    Aunque se trate de comer un bocadillo rápido, quiero que me atiendan profesionales, no marujas.
    Quizás en esto me quedo con los prejuicios que tenemos de las franquichias. Cualquiera puede abriri un local de comida aunque hasta ayer haya sido contable o peluquera….

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    • Arantxa Ruano
      febrero 8, 2015, 8:56 pm

      Cúanta razón tienes Romana. Cualquiera puede abrir un restaurante y cualquiera se encuentra con derecho a ello. Y lo que hay que tener en cuenta SIEMPRE es que un cliente hay que cuidarlo desde que entra por la puerta, ya sea para tomarse un bocadillo o un menú de siete estrellas Michelin. En fin, esto no cambiará así como así y menos en un país donde hay que le gusta lo que precisamente tú has criticado, el marujeo.

      Gracias por comentar y pasarte por aquí 😉

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  • Arantxa

    Soy Arantxi

    Escribo el blog porque me encanta hablar de comida. En realidad mi pasión verdadera es comer. Cocino para comer, salgo para comer, trabajo para comer, leo para comer mejor, hago deporte para comer más,… mi vida gira en torno a la mesa.


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