La visita fue muy graciosa porque escuchamos las explicaciones tanto en japonés como en español (o semi español), vamos, dos veces, una sin traducir y una traducida.
La gracia de esta bodega es que es una de las más antiguas, del 1919, y se creó gracias al agua de la ribera del río Go-gawa, río que curiosamente se formó para transportar material y poder construir así el castillo de Fushimi. Para elaborar un buen sake se necesita buen agua, agua como la que extraen de este río y sus pozos.
El sake, podríamos decir, que se trata en denitiva de vino de arroz, aunque su elaboración es un tanto distinta de la del vino. En nuestra visita al país nipón pudimos probar en varias ocasiones el sake y, en nuestro caso, nuestro paladar está demasiado europeizado y todavía no acaba de acostumbrarse al sabor del sake japonés…
Extracción de agua del pozo
Limpieza y preparación del arroz
Antiguo barril de saco donde se dejaba fermentar el arroz (o eso entendí yo)
Explicación del proceso en el museo del sake
Botellitas antiguas de sake
Cata de sake Gekkeikan
Variedad de sake elaborada con ciruela (muy bueno)
Por último, una curiosidad. Los barriles que han servido para la elaboración del sake son reutilizados como ofrendas en los santuarios japoneses. Así, es muy común ver cantidades importantes y originales barriles en las entradas a los santuarios.