He de reconocer que yo siempre he sido de mucho vinagre en las ensaladas y que desde que descubrí el de Módena sólo utilizo este para las ensaladas. Pero también he de decir que con el tiempo he ido modificando mis gustos y costumbres; es más, hay ensaladas a las que no les añado vinagre, ni de módena ni de ningún tipo, y con un buen aceite de oliva quedan muy bien aliñadas.
Por el contrario, he descubierto platos (y con ello no me refiero a las ensaladas) donde el vinagre de módena pueda llegar a jugar un papel muy importante: para las salsas, espeso para los helados, para caramelizar la cebolla, etc.
Vamos, un imprescindible.