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Crema catalana

Dicen que madre no hay más que una. Y si esta expresión la sacamos del contexto biológico, yo no estoy muy de acuerdo. Seguramente, a lo largo de nuestra vida puede que tengamos varias madres. Solemos decir que la madre es la persona que más te ha cuidado en esta vida y hay veces que, por una razón u otra, no ha sido precisamente nuestra madre la que más nos ha cuidado. Quizás ha sido nuestra abuela la que ha estado ahí haciéndonos los desayunos, comidas, meriendas y cenas. O quizás ha sido un hermano o hermana el que ha adoptado el papel de madre protegiéndonos de las mayores crueldades de la infancia y adoptando el papel de adulto en la familia. Una madre es también aquella persona que se ha ocupado de ti en los resfriados, en las noches de fiebre, en las indigestiones e incluso en las peores borracheras. Una madre es aquella persona a la que abrazarla te relaja, te conmociona y te hace sentir protegido.
En mi caso, todas esas personas se resumen en una: mi madre. Para ella va hoy esta receta (¡Mami, espero que estén buenas las cremas!).

Receta de crema catalana (4 personas):
6 yemas de huevo
3 cucharadas de azúcar
1 1/2 cucharada de maicena
500ml de leche entera
1/2 rama de vainilla
un poco de piel de naranja
un poco de piel de limón
azúcar para caramelizar
Calentamos la leche en un cazo a fuego lento con la piel de naranja, del limón y la media rama de vainilla. De mientras batimos las seis yemas de huevo y mezclamos con las tres cucharadas de azúcar y la maicena. Antes de que empiece a hervir la leche, la apartamos del fuego. Dejamos cinco minutos que se enfríe un poco y añadimos un cazón a la mezcla del azúcar y las yemas. Mezclamos bien.
Volvemos a poner al fuego la leche y ahora añadimos la mezcla anterior. Batimos bien y sin dejar de remover lo ponemos a fuego medio, sin que llegue a hervir. Cuando empiece a espesar, apartamos y removemos un poco más. Vertemos con un colador en las cazuelas de cerámica o vasos donde vayamos a servir la crema catalana.
Le damos un golpe de calor al horno de unos cinco minutos a 180 grados. Dejamos enfriar y cuando ya esté a temperatura ambiente metemos las cremas a la nevera, al menos una hora. Cuando vayamos a servir, añadimos el azúcar por encima y lo caramelizamos.
Así es como le han llegado las cremas a mi madre a casa, porque estoy griposa y en camita 🙁

About the author

Me apasiona hablar de comida. Aunque en realidad mi pasión verdadera es comer. Cocino para comer, salgo para comer, trabajo para comer, leo para comer mejor, hago deporte para comer más... Arantxa Ruano

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