Currycurryquetepillo

Arume (Barcelona)

Casi nada de lo que nos viene a la cabeza cuando pensamos en un restaurante gallego es lo que encontraremos en Arume, con una cocina insólita y de contrastes en el Raval barcelonés

Si el escritor y gastrónomo Manuel Vázquez Montalbán levantara la cabeza estaría orgulloso de ver que la casa que lo vio nacer se ha convertido en un lugar donde se venera el sentido del gusto. El restaurante Arume, que ocupa los bajos de la calle Botella número 11 en el barrio del Raval de Barcelona, está a la altura de las circunstancias con un alto nivel de cocina que deleita tanto paladares locales como extranjeros.

«Esta noche cenamos con los chicos de Almost Locals en un gallego», le dije a mi marido con la extraña sensación de que no estaba definiendo bien el tipo de cocina que íbamos a probar. Demasiado generalista lo de «gallego» y más todavía después de probar la singular propuesta del chef Manuel Nuñez, quien demuestra con Arume que aún existen restaurantes con personalidad.

Nueve de la noche de un jueves, con reserva de principios de semana -menos mal- y mucha expectación por conocer lo que se escondía tras el jolgorio de una entrada abarrotada de turistas (absténgase los que huyen de las muchedumbres). Conscientes del barrio en el que nos encontrábamos, dejamos los prejuicios a un lado. Nos condujeron a nuestra mesa. Laberíntico paseo por salas un tanto dalinianas y extravagantes, llenas de colores, formas y luces. ¿Pero que es lo que más recuerdo de ese momento? Los aromas que veníamos de la cocina.. ¿Arume viene de aroma, verdad?

Arume y cualquier restaurante gallego típico -bueno- que se nos pueda venir a la cabeza tienen dos cosas en común: tener una carta práctica y el productazo de aquella parte del Atlántico. Bogavante, pulpo de Muros, vieiras, zorza, ternera gallega,… Ninguno de ellos cocinado al uso pero sí jugando con las texturas y los contrastes (hasta visuales). En definitiva, una cocina «joven», como el ambiente que nos encontramos aquella noche en Arume.

Pan de Arume

Muy buen pan, servido con una probeta de aceite de oliva.

Vieira con espuma de lacón y pan de aldea. Sutilmente sublime.

Tartar cremoso de vaca, yema bio y chips especiados. La carne estaba melosa y recordaba incluso, en gusto y aspecto, a la de ventresca de atún. No acabamos de saber qué eran los chips de vegetales pero no nos importó, ¡imaginaos!

Ceviche del tío Walter. Correcto, sin más. Poco subido de cítricos y ácidos, que echamos en falta conociendo las versiones más auténticamente peruanas.

Croquetas de queso de cabra, piñones y espinacas frescas, acompañadas de alioli de ajo asado. Ricamente potentes.

Crocante de pulpo de muros, espuma de patata, codium (alga) y ajada. Un plato arriesgado, visualmente y en boca, que tuvo sus defensores y detractores en la misma mesa. No debe ser nada fácil conseguir las dos texturas del pulpo, crujiente y cocido. A mí me fascinó.

Atún rojo, tirabeques, navaja y panceta ibérica. Buenos tacos de atún y buena navaja. Creo que se olvidaron de la panceta..

Pluma ibérica en adobo, quinoa vegetal y yogur de pimienta cítrica. Muy buena.

Arroz de pato al horno con pimientos del Padrón.

Torrija de Manuel con helado de vainilla. Muy buena la torrija, el helado no estuvo a la altura de la torrija.

Precio (4 personas): 139 euros, con dos platos de vieras, una botella de vino blanco y un agua. Salimos a casi 35 euros por persona y tenemos que reconocer que no pudimos comernos todos los platos completamente. Para estómagos con un saque corriente Arume debe salir por unos 30 euros por persona.

En contra de mi filosofía de no repetir restaurante durante al menos un año, creo que en esta ocasión voy a tener que autocensurarme y dejarme caer por Arume una vez más antes de que acabe 2015… Además me lo han puesto fácil porque abren todos los días, ¡ja!

Restaurante Arume

Calle Botella, 11
08001 Barcelona,

Tel: 93 315 48 72

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Me apasiona hablar de comida. Aunque en realidad mi pasión verdadera es comer. Cocino para comer, salgo para comer, trabajo para comer, leo para comer mejor, hago deporte para comer más... Arantxa Ruano

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