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Meneghina (Barcelona)

Recibir mensajes de amigos diciéndote que vayas, pasar por delante y que te dé buen feeling y hacer el intento fallido de cenar un día sin reserva eran suficientes razones para visitar el restaurante Meneghina. Por fin, un viernes noche, se alinearon los planetas y pudimos disfrutar de una gran velada gastronómica en este pequeño templo de la gastronomía italiana. El encanto del sitio es consecuencia de su preciosísimo y cuidado local Aunque bajo mi punto de vista, el encanto también le viene por encontrarse en una de las escondidas callejuelas del Borne por donde transita poca gente. Bello por fuera y bello por dentro, como veréis.

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A raíz de nuestro paso por Meneghina, he reflexionado sobre la importancia de un buen servicio y la relación con el comensal. Y, ¿por qué esto? Porque nuestra cena en este restaurante italiano resultó excepcional gracias al feeling que tuvimos con las dos chicas que nos atendieron. Una amable y cercana atención regada de elegancia, unas correctas y detalladas explicaciones de los platos, un servicio de vinos que se ajustó a nuestros gustos (incluso ofreciéndonos una botella fuera de carta) y un buen entendimiento con nosotros hicieron que nos sintiéramos como si por allí ya hubiéramos pasado, como si fuéramos clientes de toda la vida. Y qué bueno es que ocurra esto, porque entonces sale todo rodado..

Ya sentados, nos encontramos con una escueta carta de una hoja escrita a mano. Nos explican que los platos cambian a menudo y nos cantan unas cuantas sugerencias más del día en vivo y en directo. Enseguida se nota que no es el típico restaurante italiano. Nada de pizza y abundancia de platos de pasta y pescado de procedencia siciliana y napolitana. Ñam. Pedimos que nos recomienden ellos mismo y como siempre, plato para compartir, segundos y postres:

Burrata artesanal con calabaza grillada y focaccina al romero. Plato de carta, espectacular sencillez.

Tagliata con ragú de liebre. Para carnívoros.

Paccheri rellenos de foie y cebolla caramelizada sobre fina crema de espinacas.

Panacotta de vainilla con nubes de fresa y helado de frambuesa. Sin palabras.

Cannoli de mató con pistachos.

Precio (2 personas): 84,80 euros. A este espectáculo culinario le sumamos alegría con una botella de La Pìcia Spumante Bardolino Chiaretto Extra Dry que como bien indica su nombre es un espumoso rosado bastante seco que entró estupendamente con los platos. Hay que tener en cuenta que la botella supuso poco más de 20 euros, lo que significa que sin vino la cena hubiese salido por unos 35 euros por persona. Independientemente de ello, un dinero pagado muy gustosamente. Porque Meneghina destila calidad por todos sus poros.

Meneghina

carrer del Tiradors, 2
08003 Barcelona,

Tel: 93 119 22 21

About the author

Me apasiona hablar de comida. Aunque en realidad mi pasión verdadera es comer. Cocino para comer, salgo para comer, trabajo para comer, leo para comer mejor, hago deporte para comer más... Arantxa Ruano

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