Casi cada semana suele caer pizza en casa. Ya expliqué por aquí que la cosa ha ido evolucionando: cada vez somos más manitas con el tema y cada vez nos esforzamos más en hacerlo todo nosotros. El último paso que nos quedaba era fabricarnos nosotros mismos la masa de la pizza y escogí la receta de Pam del blog Uno de Dos, uno de mis blogs favoritos, para estrenarnos con ello.
Aunque más tarde he probado con otras masas, os voy a decir las ventajas que tiene esta receta respecto a las otras: se puede hacer el mismo día que se va a consumir, queda bien crujiente y sólo necesita un par de horas de preparación.
La única complicación del tema es hacerse con unos paquetitos de harina de maíz y sémola de maíz. ¡Eso es lo más complicado, imaginaos! Lo demás es coser y cantar si seguís los pasos de la receta.
Cuesta un poco de amasar y que coja forma pero el resultado es una masa difícil de romperse a diferencia de la tradicional. Os dejo más abajo la receta pero encontraréis más detalles aquí. El resultado con unas verduras y un poco de queso brie (¡nos encanta el queso brie en la pizza!) fue este:
Masa de pizza (para 2 bases medianas):
300gr de harina de trigo
50gr de sémola de maíz
50gr de harina de maíz amarilla
5gr de levadura fresca
5gr de sal
1 cs de aceite de oliva
agua templada
Mezclamos todas las harinas en un cuenco y le agregamos la levadura fresca desmenuzándola hasta que quede bien desmenuzada entre la harina. Ponemos la sal. Echamos la cucharada de aceite y removemos. Vamos añadiendo el agua templada mientras vamos removiendo hasta que consigamos una masa correosa (flexible, como chicle). En la mesa de trabajo ponemos harina y vamos amasando hasta formar una masa que no quede pegajosa. Hacemos una bola y la dejamos 1,5 horas tapada.
Una vez pasado ese tiempo, sacamos el gas de la bola amasándola un poco más y la dejamos reposar 15min. Después ya podemos darle forma y agregar los ingredientes encima.
A seguir pizzeando!