Se trata de un plato manchego (concretamente albaceteño) elaborado con patata, bacalao, huevo duro y frutos secos, y cocinado originariamente con mortero.
En nuestra pequeña escapada a Riopar, un añorable pueblecito de montaña en la sierra del Segura (Albacete), nos lo sirvieron como entrante en un menú de mediodía. Realmente es de esos platos que te dejan buen cuerpo, que te quitan el frío y te quitan tó los males.
Esto es lo que dice la internete de la procedencia del nombre del plato:
Cuentan que sus creadores fueron dos pastores que se quedaron aislados tras una nevada, y que sin otra posibilidad que añadir a un cocido nada más que unas patatas y unas espinas de bacalao, al ver que no era consistente vertieron el aceite de oliva y lo machacaron fuertemente para evitar las durezas de las espinas del bacalao. Tras comerlo dijeron a la comunidad que es una comida que «harta hasta las burras» y se dice que de ahí le viene el nombre. Se saben referencias escritas del plato desde el siglo XVII. Cuando un burro se queda atascado en el barro Manchego (muy arcilloso) al meter y sacar las patas, se produce un sonido muy parecido al que se produce al mezclar en el mortero las patatas el ajo y el bacalao. De ahí el nombre.