Ayer por primera vez en muchos años celebré una especie de día de la Mona. Estuvo diferente. Antes, de pequeña, no le encontraba sentido a las tradiciones pero a medida que me estoy haciendo mayor me gustan más, le encuentro más sentido a reunirse alrededor de una mesa y disfrutar de la buena cocina, la cocina de antes…
Ayer, como celebración, la madre y abuela de Juan nos tenían preparado potaje de garbanzos con bacalao. Y para acabar disfrutamos de un postre típico manchego: panetes. Muy dulces y muy ricos, a base de pan, huevo, piel de naranja, matalauva y canela.
Algún día seré yo la que enseñe a mis nietos lo bien que cocina su abuela 😉