La Flauta (Barcelona)

Y seguimos para bingo con los bocadillos. Nuestra economía últimamente nos ha hecho que nos decantemos más por este tipo de comidas y aunque algún que otro capricho nos pegamos de vez en cuando, el bocadillo se ha convertido en un incondicional nuestro a la hora de salir a cenar. El hecho de que sea un elemento culinario muy socorrido en nuestra cultura, no significa que detrás de él no haya una reflexión ni una elaboración cuidada. Siempre he creído que ejecutar bien algo sencillo es complicado. Acertar con pocos ingredientes, con dos únicos elementos como son el pan y el relleno y una composición simple, no es fácil.

Por eso cuando me como un buen bocadillo, lo aplaudo. Y a más sencillo, más lo aplaudo. En el restaurante La Flauta me ocurrió precisamente esto. Sus bocadillos son crujientes baguettes con múltiples combinaciones de ingredientes. Pero entre todas sus variedades, uno dejó eclipsado a los demás: el ‘Remena’, con jamón, lechuga y mahonesa. ¿Cómo algo tan sencillo puede estar tan bueno? A mí, ya os digo, se me quedó corta la flauta. El resto de bocadillos estuvieron bastante bien (suculentos, grasientos en su justa medida, crujientes y cómodos de comer). Para acompañar, tapas. Y para el que no quiera ni bocadillos ni tapas, montaditos. Todo servido con amable simpatía y rapidez.

La Flauta es además uno de esos sitios de Barcelona a los que puedes recurrir cuando se te junta todo el grupo de amigos y no sabes donde ir pero tienes claro que tiene que ser por el centro. Tienen dos locales en la ciudad condal, uno en Balmes junto a Diagonal (La Flauta II) y otro en Aribau cerca de Plaza Universidad (La Flauta). Puntos estratégicos como se ve.

El bocadillo ‘Remena’, el rey de la casa.

Otros bocadillos de su carta.

Huevos ‘cabreaos’. Patatas semi-pajas con huevos rotos. Sabrosos pero incómodos de comer por el tamaño de las patatas.

Patatas bravas, ensalada de jamón, chocos y pimientos del Padrón. Todo correcto.

Precio (10 personas): 148, 15 euros. No llegamos a 15 euros por persona para una cena donde pedimos un variado de tapas para el grupo y una flauta cada uno. La mitad de nosotros pedimos postre y algunos café. Céntrico, bueno, asequible y eficaz. La Flauta se merece una nueva visita para volver a degustar el bocadillo ‘Remena’. ¿Quién me acompaña?